domingo, 28 de marzo de 2010

El tiempo la cambió.

Como cada mañana Oriane despertó gracias a aquel magnífico despertador de Pocahontas que su abuelo le había regalado cuando ella tenía a penas 7 añitos. El cual se negaba a dejar a pesar de tener 13 años más que por aquel entonces.

Era consciente de que era jueves y por tanto debía ir a la facultad de periodismo a recibir la clase de teoría de la comunicación, pero ese día no le apetecía. Se sentía bien tirada en la cama mirando al techo, ni siquiera se había movido desde que despertó, era un día especial puesto que no había sentido la necesidad de buscar a Aleixo a su lado.

Tras quince minutos sin parar de sonreír pero sin mover ni un solo miembro de su cuerpo decidió prepararse para ir a clase, no fue hasta entonces el darse cuenta de que estaba desnuda y que su ropa estaba en el suelo, miró la cama con extrañeza pero no pudo evitar sonreírse a ella misma cuando vio a Lucas dormido y parecía que también sin ropa.

Sin darle vueltas al hecho se fue a la ducha, y por primera vez en mucho tiempo quiso admirar su cuerpo desnudo reflejado en el espejo, y todo debido a Lucas. Mientras se duchaba pensaba que no podía ser, Lucas siempre le había parecido un chico muy mono pero nunca creyó poder conseguir siquiera una mirada de aquel joven y ahora estaba en su cama. Acabó de ducharse sumida en pensamientos que solo hacían aumentar su sonrisa. Se envolvió en la toalla y regresó a la habitación para vestirse. Oriane no pensaba despertarle pero cuando solamente le faltaba por ponerse una camisera Lucas se deshizo de sus sueños y la miró con esa sonrisa en la cara que provocó que Oriane desease volver a la cama.

Lucas se puso los pantalones y la agarró por la cintura mientras ella se arreglaba el pelo.

-¿Vas a irte a clase?-Preguntó con un tono burlesco mientras le besaba los hombros.
-Es mi obligación, a fin de cuentas es lo único que me asegura un futuro.
-No quieres ir...
-Pero he de hacerlo. ¡Y por favor deja de hacer eso!-Oriane empezaba a no poder evitar sentir los labios de Lucas.
-Entonces...¿me voy ya?

Oriane no pudo evitar sentir que el vació se apoderaba de nuevo de ella, pero eso Lucas no debía saberlo. Ya había destrozado una relación por ese sentimiento, de modo que con Lucas todo sería distinto.

-Haz lo que quieras, yo tengo que ir una hora y media a clase. Si quieres ducharte el baño está al fondo y en el mueble de puertas correderas hay toallas.-Recogió su pelo en una graciosa coleta rizada, que hacía que Oriane pareciese más pequeña. Se giró quedando frente a frente con Lucas, demasiado cerca.-A mi no me da tiempo a desayunar pero tú puedes prepararte algo si te apetece.

Oriane empezó a caminar y Lucas la seguía por la casa hasta llegar a la puerta. Abrió la puerta y oyó de nuevo la voz de Lucas.

-Está bien, me has explicado todo de tu casa pero no me has dicho si quieres que te espere o no.
-No puedo obligarte a hacerlo, si quieres esperar a que salga de clase hazlo.
-Estás preciosa cuando sonríes,¿lo sabías?

Oriane se acerco a Lucas y le susurró: Bésame.
No le dio tiempo a terminar de pronunciar la palabra cuándo los labios de Lucas estaban junto a los suyos y disponía una mano en la cintura de ella y la otra en su mejilla.

[...]

domingo, 21 de marzo de 2010

Aleixo y Oriane, otra vez.

Quiero que sepas que me sigues importando muchísimo, pero las cosas otra vez han cambiado.
Yo he cambiado y ya no puedes hacer nada para detener un coche que va cuesta abajo y sin frenos.
Fdo: Oriane.

***

Y la encuentra en el bar de moda con el chico más mono, a ella no le gusta y lo sabe. O eso quiere creer él.

-Oriane, ¿Qué estás haciendo?
-¿Es qué no lo ves? Ahora deja que siga a lo mío.
-¿Te gusta más su boca que la mía?
-Son demasiado diferentes como para elegir una. Cada uno buscáis algo en los besos. Él lo único que está buscando es diversión, tú...Bueno solo recuerdo una vez en la que tu boca buscase diversión en mi. Y sabes a que vez me refiero.
-¿Qué crees que buscaba yo cuando te besaba?
-Esas cosas se notan, no besamos igual a una persona que solo es físico que a una persona que...Bueno digamos que le tenemos un poco de cariño.

Ahora todo cambia, puesto que Aleixo se ha dado cuenta de que ese chico que se ha llevado la boca con la que el sueña desde hace poco más de tres meses, sin parar, es su amigo. Su mejor amigo.

-Ah ostias, muy bien. Si eres tú no pasa nada ¿no? Porque eres mi amigo- Escupió la última palabra con un matiz de ironía que hasta la camarera se dio cuenta.
-¿De que vas Aleixo?- Respondió Oriane con un tono más alto, demostrando a todos que se había cansado de que Aleixo tratara de decirle como tenía que ser. De que le dieran esos ataques de celos que ella no pensaba soportar ni una vez más. Él la quería, siempre había estado claro, pero no podía pretender que desperdiciara un año más esperándolo. No ya no, ella quería salir de todo eso e iba a hacerlo. Lo haría incluso si Aleixo volviese a decirle alguna vez "te quiero".
-De nada, Oriane, no voy de nada. Veo que no entiendes nada de lo que pasa entre nosotros.
-Sí, sí lo entiendo pero fuiste tú quien dijo "te odio", sabías que eran las palabras mágicas para que yo desapareciera, para que no hubiese más Oriane y Aleixo, para que ya nadie nos relacionara. Ahora no puedes querer que olvide todo eso, y aunque quisieras y lo olvidara... seguiría sin volver a haber nada entre tú y yo. Hay muchas cosas que cambiar de los dos, cosas que tú nunca quisiste cambiar y a mi ya no me apetece. Ahora estoy bien.
-¿Y conmigo no estabas bien?
-ESTABA, tú lo has dicho. Estaba bien dos días porque al tercero ya estábamos otra vez peleando. Admítelo de una vez: no nos llevamos bien.

A esta altura de la conversación todos estaban mirándolos a causa del tono elevado de sus voces y si mirabas sus rostros era posible ver las lágrimas secuestradas en sus ojos.

-Vale Oriane, no nos llevamos bien pero entonces explícame porque somos incapaces de estar el uno sin el otro.
-No, soy yo la que no puede estar sin ti… A ti no te importa estar sin mí, tienes demasiados cuerpos en los que perderte como para sacar un solo minuto para pensar en la entupidísima Oriane.

Aleixo se sintió herido con esa respuesta y decidió salir del bar. Oriane por su parte, a pesar de haber conseguido dolerle después de tanto tiempo esperando, no puedo evitar correr tras él.
Después de gritarse, ella era la que se alejaba. Aleixo parado en medio de la carretera sin importarle los bocinazos de los coches dijo dejando correr sus lágrimas lo primero que Oriane creyó sincero de toda la noche.

-Lo siento.

Llorando, Oriane se giró y se quedo quieta, dejando todo lo que sentía saliera fuera de ella para que Aleixo pudiese verlo, todo ocurría cómo estaba acostumbrado a que ella respondiera: a sus lágrimas. Pero esta vez no quiso quedarse callada y llorando todo el dolor que había dentro de ella empezó a gritar de nuevo.

-¿Qué es lo que sientes, Aleixo? ¡Dímelo! Quiero saber qué es lo que sientes. ¿Sientes cada lágrima que me has hecho derramar?¿Sientes no ser capaz de ser sincero contigo mismo?¿Sientes haberte reído de los sentimientos durante tres años?¿Sientes no poder darte una oportunidad?¿Sientes estar empeñado en que no me harías feliz?¿Sientes que haya intentado olvidarte tantas veces sin conseguirlo?¿Sientes desaparecer, o lo que sientes es volver a mi lado?¿Sientes que me duela verte con todas esas tías?¿Sientes que haya dado tantos besos de mentira?¿Sientes haberme besado tú a mi?¿Sientes decirme que me odias cuando me quieres, o decirme te quiero cuando me odias?¿Qué es lo que sientes?¡Joder!
-Siento… Siento que me quieras, siento no ser lo que te mereces, siento que hayas llorado, siento destrozarte el maquillaje de esta forma, siento ser tan cobarde con lo de quererte… Siento no poder tenerte, siento que me quedes tan grande, siento que nos hayamos dado tanto sin darnos cuenta y que no sirva de nada, siento no poder decirte que te quiero o que te odio… Siento hacerte daño pero tienes que darte cuenta de que yo soy eso. ¿Por qué, Oriane? ¿Por qué me quieres si poco a poco te estoy matando?
-Te quiero porque soy gilipollas, Aleixo. Esa es la verdad. Soy tan gilipollas que pensé que de verdad podías odiarme.
-¿Cómo coño quieres que te odie, cielo? ¿Cómo voy a odiar a la única persona sobre la faz de la tierra que ha sido capaz de quererme, que lo daba todo por mí? ¿Cómo…?
-¿Ves? Yo hubiese dicho que lo darías todo por mí, pero supongo que para ti ya todo está terminado… Y odiarme, dudo que sea difícil hacerlo. Te he dado motivos. Odias mis celos, odias que no sea como las demás, odias que te dé tanto…
-Te equivocas en algo. Sí que odio que no seas como las demás y que me des tanto porque si fueras como las demás no tendría inconveniente en besarte cada cinco segundos. Porque si no me dieras tanto yo no me pasaría las noches pensando qué puedo darte a ti, cómo devolverte tanta comprensión, tanto cariño, todo. Pero no odio tus celos, me encanta. Me gusta que me quieras solo para ti, me hace sonreír la cara que pones cuando te hablo de cualquier muchacha, adoro cuando te molesta que una chica se acerque y me abrace y me diga “te echo de menos feo”, porque eso eres tú, Oriane. Esa es la Oriane que siempre me gustó y a la que siempre quise. De esa Oriane es de la que yo me enamoré. Y aunque parezca extraño me llega a fascinar como me hieres, con esa sutileza que tienes, cuando le digo a una mujer que la quiero; a pesar de que sabes perfectamente que no es cierto.
-Entonces ya no deberías quererme. Ya no soy así, ¿no? Ahora voy por ahí besando a tus amigos. Voy dejando que cualquiera se acerque a ti, no digo nada. Dejo que le entregues tus “te quiero” a la niña que más se te apetezca. Ya no te hiero, sutilmente, cuando le dices lo mismo que me decías a mí a otra.
-Sí, si te quiero. Y te quiero porque se que aunque no lo hagas por dentro nada a cambiado. Que lo que ha cambiado es solamente lo que yo tengo que ver. No te pega nada ir de mujer fatal, de niña fuerte.

Aleixo intenta acercarse a ella que está sentada en el suelo llorando. Casi puede verse la cara del dolor en sus lágrimas reflejado. Al ver que estaba más cerca de lo que su respiración podría seguir el ritmo acelerado de su llanto sumado al nerviosismo de su presencia que siempre había tenido cuando estaba a menos de dos metros; intentó retroceder, pero no pudo.

-¡No! ¡No te acerques, vete!

Todos los amigos y conocidos comunes hacia rato que habían salido y estaban observando como los dos lloraban sin importarle nada. Nunca habían visto a Aleixo llorar, y a Oriane hacía mucho tiempo que la veían disfrutar de la compañía de los demás: habían vuelto a acostumbrarse a su sonrisa.

-Oriane, por favor. Deja que me acerque y te ayude a levantarte. Si no quieres que yo te ayude quítate de la carretera.
-No quiero, no puedo…

Él la cogió en brazos sin importarle que ella gritara y pataleara todo lo que quisiera.
Todos seguían mirándolos pero Oriane continuaba sin darse cuenta y no paraba de gritar que la dejara. Aleixo, él se acababa de dar cuenta pero no pareció importarle mucho.
Andaba con Oriane en brazos, todos perplejos no entendían que ella se estuviera calmando. De haber sido otra persona quien se la hubiese llevado de la calzada, de haberlo intentado hubiera golpeado con todas sus fuerzas hasta que la dejaran.
Aleixo y Oriane seguían llorando, pero Oriane había dejado de gritarle que lo odiaba y que la dejara en el suelo. De modo que Aleixo paró y se sentó en un escalón, ella abrió los ojos y reconoció a la perfección ese lugar: era donde él le había dicho te quiero mirándola a los ojos por primera vez. Esbozó una triste sonrisa que Aleixo vio.

-Veo que reconoces este sitio.- le dijo sin dejar que se deshiciera de sus brazos. Él también se sentía a gusto teniéndola entre sus brazos. Sentía lo mismo que ella sentía cuando él le daba la mano.
-Sí, aunque no estoy segura del sentido de estar aquí.
-Creo que soy demasiado obvio para ti, pequeña.
-No… No puedes estar intentando decirme lo que creo que quieres decirme.
-Sí.
-¿De verdad? ¿De verdad te quedas aquí conmigo para siempre?
-¿Cómo lo has sabido?- preguntó con una sonrisa pues sabia que Oriane le estaba diciendo lo que deseaba.
-Porque sino fuese eso, sería que te vas para siempre pero entonces tus ojos no me mirarían así.
-Sí, dulce loca que rige mi vida. Me quedo aquí. Vuelvo contigo y cuando te vayas a cumplir tus sueños, me iré contigo. Si me dejas.
-Claro que te dejo, además tienes muchas cosas que cumplir.-Sus lágrimas se habían secado, dejando rimel por sus mejillas pero ella ahora sonreía.

Aleixo y Oriane, una vez más se habían unido dejando las vidas que se forjaron por separado. Oriane sonreía mirando una pared blanca y Aleixo disfrutaba de verla sonreír cuando le sorprendieron unas pequeñas manos apretando su cuerpo contra el de Oriane.

Y allí estaban, se quedaron los dos callados. Sin moverse. Ella mirando la pared y aferrándose a Aleixo. Él no paraba de mirarla, no se sentía capaz de quitar los ojos de la cara, ahora serena y sonriente, de Oriane.
Cada cual sumido en sus pensamientos, que no se habían tornado serenos. Oriane no terminaba de confiar en él y Aleixo seguía pensando que no la haría feliz.

Aleixo, ¿qué estas haciendo? No vas a ser capaz de mantener su sonrisa. Acabas de verla llorar por ti, has visto lo que llega a sufrir por ti. No puedes darle nada, acabas de prometerle todo lo que ella desea desde el momento en que empezasteis a hablar. ¿Ahora qué, volvemos a desaparecer? No, no puedes hacerle eso, además quieres tenerla cerca. Quieres que te abrace, que te regale su sonrisa cada día, que piense en ti. Así que deja de preocuparte, deja de pensar que no la haces feliz, deja de intentar que se aleje de ti. Mírala. Está ahí, ha dejado de llorar porque la tienes en tus brazos. Es preciosa y lo da todo, ya te ha dado más que cualquiera de las tías a las que te has acercado. Te quiere con su alma, que a pesar de estar cansada no deja de luchar nunca por un abrazo más tuyo. Eres lo único que necesita para ser fuerte. Iba a irse por ti, iba a dejar su vida en otro tonto intento de que la quisieras. ¿Y tú te estás planteando dejarla sola otra vez? Deberías odiarte por pensarlo, y lo harás si las dejas marchar y nunca más vuelves a encontrarla. Si deja de estar dispuesta a darte otra oportunidad más. No Aleixo, esta vez no vas a irte, vas a quedarte. Por primera vez no vas a huir de lo que sientes. Reconócelo de una vez: la quieres y sin ella nada es lo mismo. ¿Qué estará pensando ella?¿Le gustará estar aquí conmigo, así?…”

De este modo discurrían los pensamientos de Aleixo, quien siempre supo que Oriane era la más dura guerra interior que nunca se le presentó. Tiene que elegir si se queda con ella, con las discusiones, con las cogidas de manos, con ver como todos la abrazan, con que nadie se atreva a acercarse… O irse y perder sus besos, sus ojos, su sonrisa, su forma de andar, su ponerse colorada con un beso, su sentir que se come el mundo. Y le tienta más el quedarse pero siempre termina yéndose para después volver. Se va porque tiene miedo de no quererla como ella se merece.

Ella por su parte sufría otra lucha interior: no sabe porque lo quiere si tanto daño le ha hecho. Sabe que sería lo lógico no querer saber nada de él, odiarlo. Pero lo ama, lo ama con locura. Lo quiere con el alma sin sentirse capaz de escapar de sus garras, porque al fin y al cabo ella lo ve así: como un depredador que no puede soltar a su víctima porque perdería el sustento.

“Sigo siendo la misma imbécil de siempre. Sé que se irá, que me dejará sola y sin embargo estoy aquí con la sonrisita de gilipollas, sin poder ponerme seria y mandarlo con su madre. Me prometí no volver a caer y he caído, lo reconozco. ¿Por qué habrá vuelto? Seguro que lo único que le pasa es que no ha soportado verme besando a otro, creo que no me veía capaz de hacerle eso. Encima es su amigo, pero el me dijo que me odiaba y yo tenia que rehacer mi vida. No puedo permitirme estar más tiempo atascada en una relación de amor-odio como la que él y yo hemos tenido siempre. Ha sido mucho tiempo esperándolo y ahora que empiezo a hacer algo por mi misma vuelve a aparecer, y en realidad se lo agradezco porque yo no soy lo que acaba de ver en el bar. Yo no soy una persona que hace cosas que no siente pero pensé que era la única manera de que no volviera, de encontrarme porque cuando se fue me dejó perdida en un mar de recuerdos. Ha vuelto como si no doliera, como si nada hubiese pasado, como lo hace siempre. Y yo, yo no sé que hacer. No sé como explicarle que no estoy segura de desear tenerlo a mi lado porque en el momento que se lo diga desaparecerá, y eso es algo que no voy a dejar que pase. No voy a echarlo de mi vida una vez más, se irá él solo cuando se canse de mi. Creo que voy a darle la última oportunidad, esta será la última de verdad.”

De repente Oriane se giró quedando su cara muy cerca de la de Aleixo, a quien sorprendió paseando por su sonrisa. Muy despacio, tras lo que a ellos les pareció un eternidad mirándose las bocas y los ojos de manera alternativa, el estrechó sus labios contra los de Oriane, que volvía a ser la boca más dulce que nunca nadie podrá encontrar. De echo solo Aleixo sabía hacer que ella fuese tan dulce como el algodón cuando el era tan salado…

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...