viernes, 3 de junio de 2011

S.

Cuando Sam tomó el micrófono para agradecer todo lo que le habían ayudado a los presentes de la gala apareció Oriane preciosa. Un pantalón corto blanco, una camiseta blanca y azul palabra de honor y unos tacones de diez centímetros azules; su pelo hoy estaba más rojo de lo que Sam recordaba. Caminó hasta el principio del pasillo del patio de butacas, mientras tanto Sam no pudo pronunciar ni una sola palabra, se sentó en primera fila y le guiñó el ojo para que continuase su discurso.
Al terminar ella se levantó y le abrazó. Sam acercó su boca a la de Oriane pero ella giro la cara.
-No puedo...- dijo con tristeza la pelirroja y él la miró extrañado.-Tengo miedo.-Explicó.
-¿Miedo?-Preguntó sin entender, como de costumbre, a esa pequeña de mirada profunda.
-Sí...Yo...Yo no puedo besarte sin saber que significo...Yo no quiero ser otra de las muchas que Sam ha conseguido, no quiero ser otro trofeo expuesto en la vitrina, no quiero ser otra cabeza que adorne la pared...Eso lo he sido siempre, necesito algo más y no sé si tú...

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...