Podría celebrar tu alegría pero no me entusiasma verte pasear de la mano de nadie, y no me juzgues porque al menos yo no huyo.
Me perdí y me desprendí del color miel de tu sonrisa, de la amargura de los mordiscos en las piernas y de los besos que me inundaban. Ahora mi corazón intenta latir sin tratar de encontrarte, aunque se me derrame el brillo de los ojos.
Se apaga la luz, se abre la botella de tequila y empiezo a olvidarte.
Haz algo por mi; dale a ella lo que yo esperé durante siete años. Entrégale todo aquello que nadie piensa que puedas albergar dentro y que yo, alguna vez, vi asomarse en tus abrazos.
No vuelvas, por favor. Seguirás en mis textos pero no deberías volver a rozar mi cuerpo.
Me perdí y me desprendí del color miel de tu sonrisa, de la amargura de los mordiscos en las piernas y de los besos que me inundaban. Ahora mi corazón intenta latir sin tratar de encontrarte, aunque se me derrame el brillo de los ojos.
Se apaga la luz, se abre la botella de tequila y empiezo a olvidarte.
Haz algo por mi; dale a ella lo que yo esperé durante siete años. Entrégale todo aquello que nadie piensa que puedas albergar dentro y que yo, alguna vez, vi asomarse en tus abrazos.
No vuelvas, por favor. Seguirás en mis textos pero no deberías volver a rozar mi cuerpo.