viernes, 26 de septiembre de 2014

Súplica.

Podría celebrar tu alegría pero no me entusiasma verte pasear de la mano de nadie, y no me juzgues porque al menos yo no huyo.

Me perdí y me desprendí del color miel de tu sonrisa, de la amargura de los mordiscos en las piernas y de los besos que me inundaban. Ahora mi corazón intenta latir sin tratar de encontrarte, aunque se me derrame el brillo de los ojos.

Se apaga la luz, se abre la botella de tequila y empiezo a olvidarte.

Haz algo por mi; dale a ella lo que yo esperé durante siete años. Entrégale todo aquello que nadie piensa que puedas albergar dentro y que yo, alguna vez, vi asomarse en tus abrazos.

No vuelvas, por favor. Seguirás en mis textos pero no deberías volver a rozar mi cuerpo.

martes, 23 de septiembre de 2014

Realidad.

Simplemente yo no estaba echa para él. Todo lo que no lograba sentir Aleixo lo sentía yo por él...

lunes, 22 de septiembre de 2014

El momento.

A veces no nos damos cuenta de que se está terminando hasta que, de repente, un día ya no te enfadas. Cuando ya no duele, cuando ya no importa... En ese momento dejas de contar cuanto tiempo has estado visitando una playa porque ya no te hace sentir nada, aunque una parte siempre quedará en ti... Quedará como la arena que se queda en el zapato y por más que lo sacudas nunca se va.
Las huellas de los paseos se las llevará la marea, y al olvidar los paseos olvidarás el nombre... Olvidarás el lugar.
No importa que quisieras comprar un barco para poder pasar más tiempo en el mar, ha llegado el momento de ir al campo y mirar la lluvia caer en la sombra de los árboles. Conocer nuevos paisajes y no pensar que jamás estuviste tan en casa como cuando te abrazaban las olas.

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...