domingo, 15 de enero de 2012

sábado, 14 de enero de 2012

martes, 10 de enero de 2012

Redes sociales.

Cansada de todo ese mundo en el que niñas de quince años visten como mujeres y se hacen fotos enseñando las tetas esperando que uno de los babosos de turno la agregue y le diga que tiene, por ejemplo, unos ojos muy bonitos cuando sabemos de sobra que lo único que ha mirado son las tetas o el culo de esa niña.
Estoy cansada de las peticiones de amistad de gente que no me conoce y que pretende quedar conmigo para echar un polvo... Lo siento yo no soy de ese tipo, por suerte soy de las decentes... No soy una zorrita que corre detrás del primer tío que me diga lo buena que estoy y las guarrerías que me haría...

(Cansada también de mentiras...)

viernes, 6 de enero de 2012

Impulso.

-Sam.- Dijo abriendo los ojos, sonriendo. Y saltó de la cama.
Por alguna extraña razón Oriane había despertado con mucha energía, y quería ver los ojos verdes. Cogió su radio y se la llevo al baño para escuchar música y cantar en la ducha. Disfrutaba de cada gota de agua que corría por su cuerpo. Salió y se puso su albornoz rosa, yendo de nuevo a su habitación. ¿Qué ponerse? Quería impresionar a ese que no salía de su mente.
-¡Eso es!- exclamó mientras sacaba de su armario un vestido morado y una chaqueta gris. - Ahora solo falta que me peine.
Sacó de su funda el secador, lo enchufó, e hizo lo mismo con la plancha del pelo. Se lo seco y se aliso la parte de delante de su pelo y el flequillo. Se puso el flequillo hacia el lado y las puntas de cada capa hacia fuera. Se pintó los ojos con sombra morada ahumada, un pequeño marco negro que marcara sus almendrados ojos, máscara de pestañas con efecto longitud. Pintalabios rosa.
-Aun me falta un poco de polvos en las mejillas- dijo mientras tomaba de nuevo la brocha y los coloretes.
Se puso el vestido y los tacones negros, y se echo su colonia. La que le gustaba a Sam. Camino a su Mini Coupé morado se encendió uno de esos cigarrillos que le hacían sonreír, pero al llegar al coche lo apagó. No le gusta que fumen en su coche. Encendió la radió y se puso un disco con canciones de discotecas de cuando ella empezó a salir por las noches. Fue cantando todo el camino, y al llegar a la puerta de Sam hizo sonar su claxon.
-¿Qué haces aquí?- preguntó sin entender que ella hubiese ido a buscarlo a su casa en la situación en la que los dos se encontraban.
-Sube, que te invito a comer.- Contestó y, al finalizar la invitación en forma de orden, guiñó un ojo.
Y así fue, Oriane llevó a "su chico" a comer a un restaurante italiano, después fueron a la casa de los mil libros. Subieron a la habitación de ella y poco a poco se despojaron de sus ropas... A la hora de la merienda bajaron al porche, y mientras ella hacía café con gofres para dos él la miraba a través de la ventana.

lunes, 2 de enero de 2012

Motivo.

Tanto tiempo buscando algo que cambiase su vida, encontrarlo, y, ahora, Oriane volvía a estar sola... Como siempre... Volvía a creer que estar sola era lo suyo, que no habría nadie que la entendiera y supiera quedarse a su lado...
Y es que aquella noche se sintió repentinamente extraña compartiendo la cama con Sam, aquel al que ama.
Es cierto que no había acabado del todo, que solo habían dado un paso; tal vez hacia atrás, pero un paso al fin y al cabo...
Esa cama era muy grande y estaba muy lejos de lo que le hacía sentir segura, intentó ir a otra parte de la casa, pero Oriane no podía pasar por casi ninguna habitación sin recordar tantas cosas...Tantos besos, tantas palabras...Cosas que sentía que perdía, que se acababan, y que sobre todo temía que se las llevara otra. Y ella se quedara sin nada, porque el cien por cien de lo que quedaba se lo había regalado...Aunque no podía pedirle que se quedara con ella, moría por hacerlo. Por decirle todo lo que siente, todo el miedo que le da que bese a otra. Pero no lo haría, no haría nada que le impidiera a Sam jugar, como es lo propio en los jóvenes...Que ella estuviese cansada de no ser nada no quita que a él le gustase eso...Y ahora ella se sentía así: como si fuese la nada de Sam.

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...