lunes, 30 de mayo de 2011

Entre el polvo de mi piso.

Estaba limpiando y encontré tantos prejuicios a la hora de besar que habría que tirar a la basura...Y es que no lo entiendo, ¿si te beso esta tarde estoy obligada a ir tras de ti? No... Te beso porque en un momento me apetece, porque la situación hace que pase, porque tu boca busca la mía, y a mi me apetece morderte el labio. Que sabes que cuando nos separemos y volvamos a encontrar te miraré como te he mirado siempre, no con estos ojos enrojecidos y agarrando mi labio con los dientes para no desgarrarte la boca.
¿Por qué tienes miedo? No vas a perder la amistad conmigo por ello, es solo cuestión de instinto, te apetece y me apeteces, no hay porque reprimirse. Vamos, nadie va a enterarse. Si necesitas un motivo te lo daré: tus ojos me desnudan, tu boca está demasiado cerca del lóbulo de mi oreja y tu mano tiende a apretarme hacia ti. Y respiramos al mismo compás haciendo que nuestros cuerpos se choquen, y te miro a los ojos y leo "Bésame" y lo hago, porque llevas un rato intentando conseguir rozarte con mis labios. Te lo mereces.
Tranquilo, no hay prisas se trata de disfrutarnos, de que acaricies, de que sientas, de que sudemos los dos juntos. Despacio, que ya habrá tiempo de correr, cuando nos embriaga la pasión y ya no hay espacio para la razón.
Después de todo puedo verte como siempre, puedo encontrarte dos horas después y saludarte con dos besos y hablarte fingiendo que no ha pasado nada. Pero ha pasado y lo hemos disfrutado, solamente es un secreto. Un secreto en nuestro juego.

viernes, 27 de mayo de 2011

Mujeres y Hombres.

Los hombres tienden a huir en cuanto encuentran una mujer con las ideas claras, que saben lo que quieren... Los hombres y su miedo a que una mujer les quede grande...Pero si no lo intentan nunca lo sabrán...
Y es que las mujeres ya no nos dejamos dominar, las mujeres hemos tomado conciencia de genero y al hacerlo descubrimos que no necesitamos al lado a un hombre que nos diga si estamos guapas, si debería ir más tapada o que nos proteja. Una mujer puede dejar callado a un hombre con su inteligencia, una mujer debe revelarse y demostrar que puede vivir por ella misma y que debe vivir por ella.

Los hombres...Seres ridículos que no saben vivir sin una mujer que resuelva sus problemas, que piense por él, que necesita una mujer que le cuide... Pero es incapaz de reconocerlo.

martes, 24 de mayo de 2011

Rojos.

Hacía tiempo que no me pasaba esto. Ya solo me ponía roja si me quemaba en la playa, los ojos cuando fumo, la nariz cuando bebo, los labios cuando los coloreo o cuando me los muerden... Y ahora una bola de papel da en mi cabeza y si al levantar la cabeza mis ojos se encuentran con esa mirada pequeñita mis mejillas se cubren de un gracioso color rojo que hace que las comisuras de mis labios se extiendan y mis ojos se cierren un poco.
Rojo, como el rojo de mi vestido rojo y blanco. Intenso. Como el rojo de la lata de Cocacola, o como el rojo del lápiz de colorear.
Rojo, un color que odio que me delate, y que me encanta que surja.

viernes, 20 de mayo de 2011

Por mi.

¿Ilusionarme, creer, sentir...?
 Eso dejó de ser para mí y ahora de repente pasa algo. Viene unos ojos con palabras dulces y sonrío porque me pongo nerviosa, porque me da vergüenza y no sé como decir "hola"

lunes, 16 de mayo de 2011

No lo puedo perder.

Con el tiempo dejó de leerme, de escribirme, de llamarme e incluso de mirarme...Con el tiempo tras repetirme una y otra vez que no lo podía perder, lo perdí.
Perdí ver su sonrisa cada día, perdí poder abrazarle sin que doliera, perdí la historia. Gané un final, quizá no el más bonito, quizá demasiado enrevesado para que yo pueda entenderlo.
Y aun puedo sentir la magia de una sonrisa al recordarla...

No lo puedo perder...

sábado, 7 de mayo de 2011

Entiéndeme.

¿No lo entiendes, no puedes ver que no necesito saber si besas a otra persona?
Que sí, que es normal, y que me gusta que lo hagas. Que puedas hacerlo...Pero me duele, porque es sin mi.

jueves, 5 de mayo de 2011

Aunque se me pudra el corazón..

Volver a tener una sensación abandonada mucho tiempo atrás, eso es lo positivo. O eso dicen...
No, no es positivo. Porque me siento estúpida escribiendo todo esto, porque mi ojo derecho llora y el izquierdo ríe y no sé como me siento...No me siento.
Hoy voy a hablar de ello...Y si duele, dejará de hacerlo porque todo se pasa.
Tal vez solo necesite tiempo, tiempo para admitir que perdí, que el combate terminó y yo me quedé en la lona...
Me equivoqué, como otras tantas veces. Se acabó, no quiero esta sensación nunca más, no quiero que se me vuelva a formar un nudo en la garganta y obligarme a no llorar por alguien a quien...No acabaré esa frase, puede hacer daño lo que escriba...
Idiota...Sigues preocupándote cuando de más sabe que nadie lo hace por ti, cuando lloras de más por no poner una coma donde cambie el sentido y pueda doler.
¿Que me querías?¿Que me echabas de menos?¿Que querías que estuviese bien? No me hagas hablar...
Lo haré, hablo. Hablo porque callar no está hecho para mi y mucho he callado ya...Esta vez no, no callaré hasta explotar...Aunque tal vez es lo que estoy haciendo...Explotar.
Me dueles, me dueles más de lo que me gustaría...Pero aunque nunca hayas sido sincero has terminado demostrando lo que yo significaba en tu vida: nada.
Y yo...Yo como una tonta creyéndote durante todo este tiempo. Yo llorando por perderte y tú cambiando el rojo por un color pálido que no sabe igual....
Y ahora habla, critica, despotrica contra alguien a quien no le apetece escucharte, alguien que decide seguir adelante..
Y aunque se me pudra el corazón no voy a olvidar, porque así será más difícil engañarme.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Envuelta en llamas.

Así ella viene a mi y me hace escribir donde pueda, me hace evadirme de todo para que solo pueda escuchar sus palabras.
Me encanta que de repente su silueta cruce la puerta, me mire a los ojos mientras andas, se coloqué a mi espalda y derrame su lengua en mi oído diciéndome que palabra tengo que poner en cada lugar. 
Ella, con su pelo rojo rizado suelto por la cintura, sus tacones negros de doce centímetros, su vestido corto negro con tul morado... Cuando ella entra parece que nada más existe, mis ojos solo pueden mirar donde ella me indique, mis manos no pueden hacer más que escribir y nada más en mi cuerpo se mueve. 
Sus labios susurran en mis oídos todo lo que puedas llegar a leer de mi, podría decirse que es como si su espíritu entrase en mi y no me dejase volver a entrar hasta que mi alma se ha quedado al fin tranquila, hasta que ha conseguido sacar un poquito de mi. 
Sus enormes ojos verdes hacen que ni siquiera los ojos de aquel que puede hacerme llorar puedan romper mi calma, esa calma que no me deja escuchar ni el ruido de los coches, ni los gritos de alguna mujer que se siente decepcionada o los de un hombre celoso. 
A veces pienso que si ella no fuese tan inconstante no necesitaría nada más, porque cuando ella viene a verme no necesito a nadie, no quiero a nadie más. 
Mi musa de fuego...

martes, 3 de mayo de 2011

First time.


¿Te acuerdas de la primera vez que me miraste?

No pasa nada yo tampoco me acordaba, pero como cuando necesitas algo lo sueñas mis sueños lo ha traído.
Yo era nueva en el curso porque al irme de casa el otro quedaba demasiado lejos, y aun no conocía la disposición de instalaciones, ni donde se encontraba la clase; causa por la que llegué tarde.

Yo llevaba una falda naranja hasta los pies y una camiseta blanca atada al cuello que dejaba ver con total libertad mi ombligo. Tú con tu pantalón ancho y un polo negro con rayas, estabas sentado en la tercera mesa de la columna que quedaba frente a la puerta.

El profesor me tuvo de pie durante 15 minutos y tú le dijiste que me dejara sentarme porque era nueva y no sabía como funcionaban sus clases.

Durante toda la clase nos estuvimos mirando, a pesar de que yo me senté en primera fila en la columna más lejana a la tuya. Pero no fue hasta el día siguiente cundo hablamos.

Recuerdo que el primer día que me hablaste llevabas un chándal blanco y verde, el profesor decidió cambiar el aula y que nos quedáramos en la que yo tenía las clases usualmente. Yo me senté en mi sitio de clase, casualmente tercera fila primera columna desde la puerta, y tú te sentaste justo delante mía. Cuando el profesor terminó de exponer cómo sería el trabajo durante el curso y nos dejó hacer lo que quisiésemos te giraste hacia mí que había decidido pasar a limpio los apuntes de la asignatura más odiada en mi vida académica: Historia.

-Hola.
-Hola- dije sin tan siquiera levantar la vista de mi cuaderno, de saber que eras tú lo habría hecho pues desde el día anterior me atrajiste.
-Yo soy Aleixo y este es Adrián- fue entonces cuando levanté la cabeza pues conocía a Adrián, y no teníamos buena relación.
-Oriane.
-¿De que instituto vienes?
-Del A Guia.
-No te pega, aunque creo que te pega más que el De Teis.
-¿Por qué no me pegan?
-Porque tienes otro estilo.
-Bueno, pero los estilos no tienen nada que ver. Tú, sin ir más lejos, también tienes otro estilo. Y no creas que no podía ser como ellos, yo también me he pegado a la salida y en los pasillos. Solo que a mi nunca me han castigado. Mi expediente escolar está más limpio que el de los niños pijos de aquí.
-Tú peleando-empezaste a reírte y como yo había cambiado decidí volver a mis apuntes. Empezaste a decir cosas pero la verdad es que no estaba prestando atención a tus palabras ya, eras la clase de personas con las que yo solía pelearme.-Dame tu MSN ¿no?

Ahí fue donde comenzó la historia de Oriane y Aleixo.

Llorar.


Oriane estaba estudiando cuando de repente una horrible sensación invadió su cuerpo. Era la primera vez que sentía aquello, y es que sin nada sintió que Aleixo no estaba bien. No le preguntes porqué pero ella sabía que su salud era débil en aquel momento.
Tras varios intentos fallidos de ignorar ese sentimiento llamó a la madre de Aleixo, a quien nunca conoció pero esta vez era necesario.

-¿Sí?- Respondió una dulce voz al otro lado del teléfono, parecía cansada.
-Buenas tardes soy Oriane, no me conoce pero soy…
-Sé quién eres, no hace falta que te presentes. Aleixo me ha hablado mucho de ti, y ahora mismo andaba buscando tu número.
-¿A sí, por qué?
-Aleixo…-rompió a llorar- él ha tenido un accidente y está en el hospital y solo repite tu nombre, y requiere verte para pedirte perdón…

Oriane quedo callada al otro lado del teléfono, sintiéndose desgraciada. De pronto todo le dolía muchísimo y sentía que su pecho ardía.

-Lo siento pero tengo que dejarla.
-De acuerdo-Oriane colgó- si puedes ve a verlo.

Oriane, aun más destrozada de lo que yo puedo imaginar, se quedo quieta. No movió ni un solo ápice de su cuerpo y de repente comenzó a gritar, a derramar lágrimas como nunca había hecho. Le costaba respirar.
Salió de su casa y corrió dirección al hospital, la gente la observaba con cierta extrañeza en los ojos. Algunos se reían mientras otros sentían gran lástima.

Llegó al hospital y preguntó dónde se encontraba su gran am… Amigo.
Subió escaleras arriba intentando parecer tranquila, entró en la habitación 3401. Todos se giraron al escuchar la puerta y al verla abandonaron la habitación.

De nuevo paralizada, está vez en la puerta tras ver a Aleixo en una cama, con todos esos tubos conectados por un extremo a él y por el otro a máquinas que cumplían funciones vitales en su nombre. Consiguió salir de sus trances al escuchar su nombre en la boca de quien parecía morir.

-Oriane- su voz era muy débil. Ella se acerco a la camilla fingiendo ser fuerte.-lo siento…
-Calla, estás muy débil. No he venido para que rompas tu reposo en pedirme perdón.

Oriane le cogió la mano con delicadeza y se miraron hasta que Aleixo dejó salir una lágrima, en su mirada se atisbaba miedo a morir. Ella bajó la mirada unos segundos y notó como Aleixo apretaba su mano, tomó aliento lo miró y dijo:
-Vas a ponerte bien, te lo prometo.- Al terminar su enunciación, deseando que fuese cierto, le dedicó la mejor sonrisa que pudo y él lloró.
Una de las máquinas empezó a emitir sonidos molestos y él parecía aun más lejos de ella.
Se levantó corriendo y buscó a una enfermera, pero solo encontró familiares lamentándose. Grito y aparecieron tres mujeres vestidas de blanco.

-¿Qué ocurre?
-Tenéis que curarlo, tenéis que hacer que esté bien. Yo no puedo perderlo, no a él. Si muere, muero yo. Al menos una parte de mi.
-¿Qué le pasa?
-¡Joder id!-Estaba muy nerviosa.

Las enfermeras cerraron la puerta y ella se sentó en el suelo llorando. La madre de Aleixo se acercó a ella.
-Mi niño te quiere mucho.-Oriane se sorprendió y subió la cara.
-Yo, yo…yo no puedo estar sin él. Lo necesito y si le pasa algo sé que es mi culpa.
-No es tu culpa, es culpa de que aunque os améis hay muchos miedos. Anda levántate.

La puerta se abrió y la mayor de las tres enfermeras dijo que solo un familiar podía entrar. Oriane se disponía a sentarse en la sala de esperas cuando la voz dulce y cansada le dijo que pasara.

-Oriane, pasa tú. Eres quien Aleixo quiere que esté dentro.
-Gracias…
-Marta.

Ella entró, al ver que estaba dormido entró en el servicio. Al verse en el espejo descubrió que estaba en pijama y que su cara estaba cruzada verticalmente por líneas negras como ríos que acababan en un lago, la acumulación de lágrimas había hecho que pareciese que llevaba un antifaz. Ya no importa, lo que importa es que Aleixo se había desestabilizado cuando solo estaban los dos.

Salió del baño y lo encontró recostado, mirándola.

-Has llorado, eso es que te importo.-sonrió.
-Claro que he llorado.-anduvo hasta la cama y se sentó a su lado.-He llorado porque te quiero.
-Quiero hablar de eso, de querernos.
-Yo ya te lo he explicado por extenso muchas veces.
-Sí, pero yo no.
-Bueno, cuando salgas de aquí lo hablamos mejor.
-¿Y si no salgo?
-Te he prometido que lo harás, saldrás y discutiremos en la calle como siempre has querido.

Sonrieron. Mirándose a los ojos a ella se le desdibujó la sonrisa y él la abrazó.

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...