jueves, 16 de septiembre de 2010

Cuando lo bueno nos daña.

Díganme, ahora, fieles defensores de los sentimientos: ¿qué de bonito hay en que solo pueda ayudarte la persona que lo causa?¿Cómo se supone que tengo que salir yo sola de todo esto sin derrumbarme?

¿Qué, no lo saben verdad? Se lo diré yo, alguien pretende destruir cada sentimiento que salga y que, por el momento, simplemente oculta.

Lo bonito de todo eso es que cuando menos lo esperas os cruzáis y un temblor se adentra por las piernas dejando lágrimas en los ojos y una sonrisa de tonta enamorada. Es que a sabiendas de que vas a verlo pasas por allí, aunque llegues a casa llorando. Es bonito porque sabes que le importas cuando te mira.

Pero lo verdaderamente hermoso es ver como prefieres seguir destrozándote a alejarte de esa persona que te araña por dentro,

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...