Gracias al cielo Oriane tiene una estrella fugaz, una estrella que siempre aparece y le sonríe, que la mira y le dice que no fume y que no debería beber tanto.
Una estrella fugaz que aparece siempre cuando ella quiere llorar, cada vez que vuelve a ser pequeñita de día y enorme por la noche...
Es su estrella fugaz, tanto si viene con un helado de stracciatella y besos por el cuello, como con una mirada a ver si sigue bien y girarse sin decir si quiera "hola".
Pero claro, solo una tonta se enamoraría de una estrella fugaz.