viernes, 29 de junio de 2012

Grados fahrenheit

Era como un antidepresivo, Oriane sabía que no podía engancharse, que era una droga con la que un tonteo de vez en cuando no iba a matarla...
Aparecía de repente, y conseguía que no parase de sonreír, sacaba una parte de ella que pocas veces salía. A ella le gustaba esa sensación, el estar en la linea entre lo bueno y lo malo, ahí donde los pies se calientan sin llegar a quemarte, donde sientes el impulso de perder el control pero donde aun la conciencia no te ha abandonado.
Era su pequeño secreto, un pequeño vicio con el que no se sentía mal.. Era algo sano, no le hacía daño... Jamás podría destruirla, no hacía degenerar su vida...
Era solo Faicán, que sabía como hacer que se sintiera la mujer más guapa del mundo.

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...