viernes, 29 de junio de 2012

Grados fahrenheit

Era como un antidepresivo, Oriane sabía que no podía engancharse, que era una droga con la que un tonteo de vez en cuando no iba a matarla...
Aparecía de repente, y conseguía que no parase de sonreír, sacaba una parte de ella que pocas veces salía. A ella le gustaba esa sensación, el estar en la linea entre lo bueno y lo malo, ahí donde los pies se calientan sin llegar a quemarte, donde sientes el impulso de perder el control pero donde aun la conciencia no te ha abandonado.
Era su pequeño secreto, un pequeño vicio con el que no se sentía mal.. Era algo sano, no le hacía daño... Jamás podría destruirla, no hacía degenerar su vida...
Era solo Faicán, que sabía como hacer que se sintiera la mujer más guapa del mundo.

5 comentarios:

  1. espero que esas caras sean porque te ha gustado ^^
    Cuánto tiempo sin pasarte por aquí, ¿Qué es de ti, mi Anónimo?

    ResponderEliminar
  2. La primera cara se debe a que me sorprende que vuelvas a escribir, la verdad pensé que lo dejaste o almeno en este blog, (aunque me tienes acostumbrado a largas ausencias) y la segunda cara es porque me complace volverte a leer.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nunca lo dejo, si es verdad que hay veces que escribo mucho y otras que me quedo en sequía.
      Algun dia me diras quien eres?

      Eliminar
  3. Tenía tantas cosas que decirte, que me olvidé de firmarte la carta... Aún así mi letra me delata, mi voz, mi ortografía... Todo está barnizado de algo, que aunque sea mínimo, es particularmente mío. Y eso me hace perder la posibilidad de ser anónimo... ¿Qué te diría con otra cara y otra voz? El anónimo no conoce el miedo ni el pudor, es invencible... Aunque puede carecer de confianza. A veces he pensado en mostrarme anónimo ante ti para poder tratarte sin todos los juicios que arrastras, con todo lo que está firmado con mi nombre. Como empezar desde cero, desconocerme para que realmente me conozcas después... Y eso creo, que muchas personas nunca me podrán llegar a conocer, si no me desconocen primero...

    ResponderEliminar

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...