martes, 25 de septiembre de 2012

Tenderness

-Te propongo algo, duerme conmigo una noche. Pero no podemos abrazarnos, no podemos tocarnos. Quien lo haga habrá perdido; tenemos que respetarnos.
-Esta bien- respondió ella con mucha seguridad en sí misma -¿Pero podrás resistirte?- añadió con esa sonrisa picarona suya.
Llegó la noche, y Oriane le pidió una camiseta para dormir. Los dos se metieron en la cama, y cada uno miraba hacia un lado de la cama dándose la espalda.
Ella para no caer en la tentación de abrazar a Aleixo, cogió un cojín y durmió abrazada a él. De pronto él se acercó a ella, escondiendo su cara entre el pelo de Oriane y la almohada. Abrazándola.
-Me has abrazado, has perdido.-Dijo ella mientras se giraba.
-¿Estás segura? Yo creo que he ganado- le respondió Aleixo clavando sus largas pestañas en ella.- Mírate, o mejor dicho; míranos. Estás conmigo en mi cama, con la camiseta que llevaba puesta el día que me acerqué a hablar contigo, mirándonos y abrazados. ¿Qué puede hacer más especial este momento?
Se quedaron los dos callados unos segundos, sin cerrar los ojos ni siquiera para parpadear, los ojos fijos en los ojos de quién tenían en frente. El corazón de Oriane latía más rápido de lo normal, y él lo sabía. Se acercaron lentamente, al mismo compás, hasta que sus labios se encontraron para dejar a sus salivas jugar.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Insomnio.

¿Es posible que me haya quedado sin palabras tras tantas horas buscando cómo empezar?
Tal vez es que esto no es lo mío, que lo mío se fue quedando por el camino, que ya no sea la misma que cuando descubrí el poder curativo de la escritura... Tal vez esa ilusa y dulce niña volvió a morir, como aquel San Valentín en ese bar en el que hace poco conseguí que "mi estrella fugaz" se parase a mirarme. Tal vez la pequeña que se sonrojaba con las palabras bonitas se ha ido lejos de esta zorra que escribe ahora...
Y es que tal vez el odio, la rabia. la furia, todo el mal de mi interior ha acabado con mi bondad, tal vez el ceño fruncido hizo sucumbir a los ojos brillantes e inocentes...
La extraño, me extraño. Hecho de menos esa manera tonta de ilusionarme, mis grandes abrazos a grandes personas, o que yo pensé que lo eran.
Tal vez escribir nunca fue lo mío, sino lo suyo. Lo mío en realidad siempre ha sido de otro. De otros... Oriane, mi álter ego, no sería ella sin la inestabilidad y dureza de Aleixo, sin la mentira que le regaló Sam, sin el abrigo de Denis en las noches de bares, sin el sexo con Faicán, y, por supuesto, sin los abrazos de Lucas.
¿Y si siempre estuve equivocada, si llevo años enredada en el mismo error?
No, siempre me dejé guiar por lo que el corazón me dictaba. Siempre tan visceral.
En todo caso, da igual. Da igual si me equivoqué porque ya no hay vuelta atrás; y de haberla, os aseguro, volvería a caer en las mismas emociones.
Oriane siempre será Oriane, al menos mientras Olga sea Olga.
Tal vez necesite un respiro. Un suspiro.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Yo pago tu olvido.

Puede que olvides mi nombre, mi olor, el brillo de mis ojos, el sonido de mi risa, el tacto de mis manos en tu piel, el sabor de mis besos, el color de mi pelo, la suavidad de mi espalda, la magia de hacer el amor conmigo... Podrás olvidarme entera; pero jamás olvidarás las sensaciones que causé.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Nece(si)dad

Oriane de repente no podía respirar y si dejaba de fijarse en las cosas que la rodeaban para sumergirse en sí misma las lágrimas se derramaban por su cara.
Era duro, sabía que después solo sería una extraña... Se sentía estúpida y todavía no había hecho nada. Tanta pena, le daba tanta pena saber que era cuestión de despedirse para que todo acabase, para que cuando se vieran fuese como si nunca hubieran sido importante el uno para el otro..
Ella, siempre con su manía de sonreír, de obligar a todo lo demás a quedarse detrás de su piel, con miedo a que sus ojos la traicionaran una vez más.
Necesitaba quitar todo ese dolor de su pecho, necesitaba poder hablar de ello sin emocionarse...
Era inevitable, es alguien importante... Y tal vez debería dejar de serlo, pero a Oriane no le gusta olvidar a las personas que... Que han estado en su vida.
Tenía que aceptar lo evidente: Ella ya no significaba nada, absolutamente.

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...