martes, 25 de septiembre de 2012

Tenderness

-Te propongo algo, duerme conmigo una noche. Pero no podemos abrazarnos, no podemos tocarnos. Quien lo haga habrá perdido; tenemos que respetarnos.
-Esta bien- respondió ella con mucha seguridad en sí misma -¿Pero podrás resistirte?- añadió con esa sonrisa picarona suya.
Llegó la noche, y Oriane le pidió una camiseta para dormir. Los dos se metieron en la cama, y cada uno miraba hacia un lado de la cama dándose la espalda.
Ella para no caer en la tentación de abrazar a Aleixo, cogió un cojín y durmió abrazada a él. De pronto él se acercó a ella, escondiendo su cara entre el pelo de Oriane y la almohada. Abrazándola.
-Me has abrazado, has perdido.-Dijo ella mientras se giraba.
-¿Estás segura? Yo creo que he ganado- le respondió Aleixo clavando sus largas pestañas en ella.- Mírate, o mejor dicho; míranos. Estás conmigo en mi cama, con la camiseta que llevaba puesta el día que me acerqué a hablar contigo, mirándonos y abrazados. ¿Qué puede hacer más especial este momento?
Se quedaron los dos callados unos segundos, sin cerrar los ojos ni siquiera para parpadear, los ojos fijos en los ojos de quién tenían en frente. El corazón de Oriane latía más rápido de lo normal, y él lo sabía. Se acercaron lentamente, al mismo compás, hasta que sus labios se encontraron para dejar a sus salivas jugar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...