sábado, 22 de junio de 2013

Cuando te enamores de ella, díselo.

Cuando todo aquello empezó ella era bonita, tenía el pelo largo y sonreía de verdad. Era feliz y disfrutaba de los abrazos. Él, sigue igual. Seguro de sí mismo, seguro de tenerla...
Ori se enamoró poco a poco, con cada beso, con las palabras que la hacían sonrojar... Dio su corazón y aún no lo ha recobrado del todo.
Y Sam, Sam "siempre serás tú"

sábado, 1 de junio de 2013

Tormenta.

Una vez más, sin darse cuenta, estaba escribiéndole a alguien que hacía mucho tiempo que no la leía. Volvía a doblar aquel folio lleno de letras y pasiones, y guardándolo en aquel cajón se tumbó en la cama sintiéndose estúpida. 
A pesar de su necio deseo que con tanta ímpetu defendía no podía hacer más que resignarse a que sus palabras ya no pintaban aquel paisaje de colores, que su abrazo ya no servía para que se sintiese mejor. Y con más determinación de la que solía tener en las cosas que hacía se puso su vestido de florecitas y sus tacones marrones, lo mismo que llevaba el día que su corazón entendió cuán poca importancia tenía para las manos que lo dejaron caer, y salió de casa sin saber a dónde iba. Y sin saber cómo ni porqué estaba en aquella playa, sentada mirando las olas llegar a mojarle los pies y dejando que el mar se mudase a sus ojos permitió a la lluvia caer sobre su pelo.
Recordó la última despedida, y tranquilizando su pecho, que no paraba de gritar un nombre que había de salir de su interior como si así los recuerdos se los llevase el mar hacía la otra orilla, secó todo aquello el sol... Hasta la próxima tormenta.

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...