lunes, 30 de mayo de 2011

Entre el polvo de mi piso.

Estaba limpiando y encontré tantos prejuicios a la hora de besar que habría que tirar a la basura...Y es que no lo entiendo, ¿si te beso esta tarde estoy obligada a ir tras de ti? No... Te beso porque en un momento me apetece, porque la situación hace que pase, porque tu boca busca la mía, y a mi me apetece morderte el labio. Que sabes que cuando nos separemos y volvamos a encontrar te miraré como te he mirado siempre, no con estos ojos enrojecidos y agarrando mi labio con los dientes para no desgarrarte la boca.
¿Por qué tienes miedo? No vas a perder la amistad conmigo por ello, es solo cuestión de instinto, te apetece y me apeteces, no hay porque reprimirse. Vamos, nadie va a enterarse. Si necesitas un motivo te lo daré: tus ojos me desnudan, tu boca está demasiado cerca del lóbulo de mi oreja y tu mano tiende a apretarme hacia ti. Y respiramos al mismo compás haciendo que nuestros cuerpos se choquen, y te miro a los ojos y leo "Bésame" y lo hago, porque llevas un rato intentando conseguir rozarte con mis labios. Te lo mereces.
Tranquilo, no hay prisas se trata de disfrutarnos, de que acaricies, de que sientas, de que sudemos los dos juntos. Despacio, que ya habrá tiempo de correr, cuando nos embriaga la pasión y ya no hay espacio para la razón.
Después de todo puedo verte como siempre, puedo encontrarte dos horas después y saludarte con dos besos y hablarte fingiendo que no ha pasado nada. Pero ha pasado y lo hemos disfrutado, solamente es un secreto. Un secreto en nuestro juego.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...