martes, 16 de agosto de 2011

Si buscas la paz te perseguirá la guerra


Y  como si se tratara de un libro de los que lees y dejas en el olvido, Sam olvidó todo lo que Oriane sentía por él, todo lo que había dejado por él…Olvidó que ella renunció a su sueño por quedarse un poco más a su lado, que renunció a muchas cosas por no perderle.  Y la historia en la que Oriane era feliz, en la que la querían y la llenaban de besos cada mañana al despertar en esa casa andaluza perdía parte de la magia que Sam recibía de esos ojos almendrados… Y ahora no sabía qué hacer, habría dado su vida por él si fuese necesario y estaba segura de que Sam también la hubiese dado por ella; aunque ahora lo dudase. Se sentía tan estúpida, tan idiota por llorar cada vez que el llegaba más de 15 minutos tarde, o cuando esperaba una llamada que no llegaba nunca… Tal vez debería empezar a aceptar que no era quien dejaría todo para que ella se sintiese mejor, que era de los que lo soluciona todo con palabras que endulzaran los oídos de ella para que se le pasase sin darse cuenta que, en el momento en el que su coche doblase la esquina de la calle, Oriane volvería a ponerse sería y a no entender porqué Sam estaba a su lado si no se sentía a gusto. No entendía que se pusiese tan nervioso si se quedaban a solas, que necesitara que hubiese alguien más con ellos.
Miénteme, pedía una y otra vez la figura femenina, pedía a Sam que le mintiese y le repitiese eso de que quitaba todas las cabezas de caza de su pared para pintarla del color de su sonrisa… Porque por más que él le repetía que no quería que se fuese, que le suplicara que no lo dejase solo, Oriane ya no recibía lo que antes los ojos verdes le daban; cada vez sentía menos afecto por parte de quien amaba. Pero es una mujer fuerte, y callada. Ella sabe salir de sus problemas sola y no iba a decirle nada a Sam, porque entonces él se sentiría mal y trataría de negárselo  inventando mil formas para que a Oriane se le pasara…Ella quería que se diese cuenta él solito, aunque cada hora que pasaba la esperanza porque esto ocurriera iba escapándose del alma de la dulce niña. El único resquicio de esperanza que le quedaba a su maltratado corazón en el pasado, era que en sus vacaciones todo se solucionara.
Cuanto más intentaba Oriane que todo fuese bien, peor iba todo. Más sentía que estaba echando al único hombre que se atrevió a quererla y aceptarla. Y es que, si buscas la paz te perseguirá la guerra.

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