viernes, 11 de enero de 2013

Gata callejera.

El juego era sencillo, bastaba con acercarse despacio en la discoteca y agarrarla por la cintura. Ella se divertía y lo que los demás pensasen al verla al entrar rodeada de chicos le importaba bien poco, sabía lo que quería y que la deseaban ¿por qué no iban a saciarse?
Le gustaba arañar la espalda mientras le gemía al oido, y así todas sabría que él había sido suyo.
Era fácil reconocerla, siempre con tacones y miniminifalfa, mirandote fijamente con sus ojos de tigresa en celo mientras anda sola por la pista. Sonrisa de media luna, y se te acerca mordiendose el labio.
Mueres por tenerla bajo tu piel, o tal vez encima; realmente lo único que te importa es entrarle, y es lo que ella quiere de ti. Volverás a casa satisfecho, con el recuerdo más caliente que tendrás nunca, y un nombre falso en tu mente.

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