jueves, 4 de febrero de 2010

Volar.

La pequeña Oriane, que ya corría camino de los veinte años, decidió una mañana echar a volar. Por fin, iba siendo hora de que se quitara las cadenas con las que un día gustosamente permitió que la dejaran cautiva de una mirada; mirada que solo recibió al soslayo.
Ya Oriane no espera que nadie la mire y es cuando más la miran -sí, aunque intentes que no se no se te que miras mi foto cada día al despertar y antes de irte a dormir- . Puede volar, de hecho esta volando por encima de todo aquello que la mantuvo a tres palmos del suelo durante tanto tiempo. Y le hace gracia ver como siguen viéndola como la persona más vulnerable sobre la faz de la tierra cuando ni siquiera pueden tocarla.
Ahí va, esta volando y se siente bien haciéndolo. Siempre soñó con ser un pájaro, ya sebes eso de tener alas le llamaba mucho la atención y se ha dado cuenta tarde -pero se ha dado cuenta, que es lo importante- de que no son necesarias para poder volar.
-Vas a estrellarte, como lo hice yo.
-Es mi elección, si me estrello al menos habré intentado volar.
-Pero por mucho que vueles sabes que voy a ir corriendo bajo tu vuelo.
-Pero volando puedo llegar donde tus piernas no pueden. Además te he dejado abajo.
-Crees que vas a aguantar mucho volando sin tener mi mirada.
-Estoy segura de que voy a aguantar mucho, eres tú quien no quiere mirarme ahora no me digas nada por salir de esa cárcel en la que cumplí la condena que yo misma me impuse durante estos años. He cumplido mi castigo, ahora me merezco ser libre.
-Nunca serás libre, sabes que eres mía.
-Me hace gracia que digas eso cuando te dejé bien claro que yo nunca había sido ni seré tuya. Soy mi entiéndelo. Además, ¿Qué hago perdiendo el tiempo con alguien que no puede ser sincero consigo mismo?

Y Oriane siguió su vuelo mientras alguien corría sin aliento ya; de pronto se escucho como decía: “Ya ni siquiera tú puedes pararme.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...