viernes, 16 de abril de 2010

Oriane.

Puede que para ti no pero para mi, para mi Oriane es todo lo que cualquier persona puede desear tener a su lado.
Ella.
Oriane es una joven de unos 20 años capaz de estudiar periodismo sin suspender una sola asignatura. Es inteligente, más de lo que yo nunca podré ser, es divertida, a su alrededor nadie puede evitar sonreír. Ella es alguien con quien el tiempo siempre es poco, con quien siempre podrás contar. La he visto cruzar Vigo sin mirar a ningún lado solo porque algún amigo empezó a derramar la primera lágrima. Es de ese tipo de personas que tiene un abrazo incluso para la persona que más daño le ha hecho. Es la única persona a quien he visto sonreír cuando la abandonan, la que se preocupa de que todos sean felices y se contenta con que una sonrisa cruce su camino cada tarde. Es valiente, nunca le faltó el valor de luchar contra las injusticias y contra sus miedos.
Oriane es delgada, pero sin llegar a lo extremo. Tiene los ojos castaños, pequeños y achinados; y posee la mirada más dulce que nunca pude imaginar, incluso cuando esta muy enfadada no pierde la dulzura ni el brillo que siempre hallas en ellos. Su pelo es lacio y le llega a la cintura. El negro de su pelo no se puede comparar con nada. Sus boca, solo puedo decir que es una perfecta curva, pintada con purpurina fucsia. Siempre tiene una palabra amable, frases que te devuelven la sonrisa. Siempre encuentra un motivo por el que seguir luchando, y sabe que no dejará de hacerlo hasta que vea sus fotos en la portada de una revista. Le encanta. Le encanta posar, le encanta verse guapa aunque necesite mil retoques de photoshop. Aunque ella no lo crea es guapa, y todos en su ciudad lo saben. Cuando ella sale todos se giran para poder ver su sonrisa, y la saludan; la admiran.
A ella le gusta ir a bailar con sus amigas, aunque no tiene todo el tiempo que quisiera para dedicarle al mundo. Cuando se agobia sale a andar por el campo, porque por suerte tiene mucho verde donde perderse al salir de casa. Hace deporte, aeróbic para ser exactos. Oriane es aquella chica que siempre usa tacones pero que nunca le duelen los pies, la que puede pasarse toda la noche bailando y corriendo por la calle sin agotarse nunca, quien es capaz de ir en chándal en noche buena y en pijama en fin de año. Y aun así nadie le dirá nada porque es ella, porque saben que por mucho que le digan no va a dolerle, no va afectarle.
Pero Oriane se enamoró de alguien que la hirió en lo más profundo de su alma, ya nunca hablan pero su amor no pierde intensidad. Es ese amor el que reparte a cada persona a quien dedica un gesto. Es ese dolor del que habla cuando intenta escribir un libro, es esos cuentos que le cuenta a sus compañeros cuando explica el Sendebar. Es ese sueño del que despiertas sonriente aunque no sepas qué ha pasado exactamente. Es la hija que nunca defraudó a sus padres y que sigue llamándolos a ver como le va a su hermana.
Tiene miedos, como todos. Le da mucho miedo salir a pasear y que nadie le preste una sonrisa. Sale a correr siempre que se tira en el césped y aparece una cochinita.
Y se ríe… Se ríe cuando se equivoca y tiene que empezar todo el trabajo desde cero. Rompe a carcajadas cuando un profesor lleva unos zapatos feos. Nada para su risa cuando descubren su manía de llevar calcetines de distintos colores. Siempre encuentra un motivo por el que, sino reír, sonreír; y es que siempre ha creído que los momentos buenos son los que cuentan al final, que la vida es breve para desperdiciarla llorando. Eso sí cuando llora… Cuando llora el mundo cae sobre quien la ve, nadie había imaginado tal llanto. Llora gritando todo lo que siempre calló, grita incluso cuando cree que esta susurrando pero luego se le pasa, y su sonrisa hace que vuelva a salir el sol.


Ella es imperfecta, claro, pero si fuese un ser perfecto yo no la admiraría, no llevaría toda mi vida buscando a esa persona que me de un motivo de sonreír.
Pero un día lloró, y yo lloré y mi perro no dejaba de ladrar.

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