domingo, 23 de enero de 2011

Agua.

¿Y ahora qué, qué hago o qué digo? Que puede que para ti no importe nada pero…aunque yo prometa una y otra vez que no pasa nada si pasa. Pasa que soy estúpida y es algo con lo que no puedo luchar, pasa que quiero algo más que todo esto pero no puedo decirlo… Pero, ¿qué más da? No puedes hacerlo, ni tú ni ningún otro…Es la historia de mi vida, la excusa fácil, el modo rápido de huir, es salir corriendo… 

Yo que he pasado la vida corriendo de un lado a otro, de mundo en mundo ajeno, de bar en bar… ¿Quiero pararme? Tal vez, tal vez después de veinte años lo necesite, necesito hacer un alto en la carrera y descansar. Y eso no tendría que asustarme, porque aunque pare no voy a perder el maratón, nadie va a adelantarme: soy la única participante. Es contra mi misma contra quien corro, corro para no tener que conocerme, para no necesitar a nadie; el problema es que ahora necesito agua y no hay nadie que se acerque a mí para darme de beber…
¿Y qué? A nadie parece preocuparle que empiece a deshidratarme, que corra el riesgo de volver a meterme en un camino que no m aporta nada bueno, en el que no siento nada. 


¿Pero sabes? No importa, no importa porque yo tengo un lugar donde puedo todo, donde todo es como quiero que sea, en el cual queda reflejado mi ánimo desanimado por el desprecio unánime del mundo… Yo tengo escribir, bailar y soñar. Ahí nadie puede entrar, es un mundo precioso que solo existe para mi, de color purpura con detalles verdes. Es mi sitio, sitio que fue creándose a base de lágrimas reprimidas y risas forzadas…


-Espero que no la cague…
-Yo espero que sea feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...