viernes, 1 de julio de 2011

Dos horas.

Era diferente. Oriane ya había estado en más camas y en la cama de Sam otras pararon a pasar la noche, pero aquella vez era diferente. Hacía tanto tiempo que no se sentía así...que no la desnudaban...
Y allí, en la habitación de Sam, estaba ella desmaquillándose y poniéndose un pijama cómodo y que hiciese parecer que tenía un cuerpo bonito, y cuando se recogía el pelo entró él, mirándola mientras sonreía. La agarró por la cintura quedando tras ella, que giró la cabeza mientras continuaba peinándose para besarle. Poco a poco su cuerpo estaba frente al de Sam y los dos andaban hacia la cama sin dejar que sus lenguas se desenredasen.
Pobre cama, no sabía cuánto iba a durar aquello, no podía siquiera imaginar la cantidad de sudor que iba a derramarse sobre ella.
Se tumbaron, ella y después él. Cuando quiso darse cuenta Oriane ya no tenía puesto el pijama y estaba desnudando a Sam que no paraba de morderle el cuello.
Oriane sentía a Sam dentro de ella, sentía como la quería, y ella no quería que se fuese nunca. Era distinto. Estaban los dos tan enamorados, tan sintiéndose, tan a gusto sabiendo que eran solo una persona; que habían dejado de ser "tú y yo" y se habían convertido en un "nosotros".
Tras dos horas, Sam se tumbó al lado de Oriane, que lo miró sonriendo y dijo una vez más "te quiero".

-Nunca he dormido con mi novia.
-Yo nunca he dormido con un hombre que se haya acostado conmigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...