viernes, 28 de diciembre de 2012

Loca y absurda.

Podría decir una y otra vez lo mismo, y tal vez esto solo sirva para reiterar ese te quiero que tantas veces callaste.
Puedo escribir la primera vez que nos vimos, o la primera vez que me defendiste, o la primera vez que nos enfadamos; pero quiero escribir la última.
Te perdí, por miedo, y quizá ya nunca vuelva a tener una oportunidad como esa. Temí a todas esas tardes hablando, de ser por una vez la única a la que cuidabas, a tus ganas de verme siempre, a los besos sin importar quién nos viera... A ser para ti todo lo que tú eras, y serás siempre, para mi. Miedo a que me quisieras de verdad aquella vez.
Y ahora, un año y medio después, no puedo evitar preguntarme qué hubiese pasado si no hubiese huido a los brazos de otro, a unos besos que jamás sabrán como saben los tuyos, a aquellos abrazos que no me aceleraban el corazón.
¿Qué habría pasado si la pequeña Oriane no hubiese caído en las dulces mentiras de Sam y se hubiera quedado con las duras verdades de Aleixo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...