miércoles, 17 de octubre de 2012

Malicia.

Oriane era incapaz de entender como podía existir gente que sea capaz de vivir con toda esa maldad dentro de su ser. Pero así era, el mundo está lleno de gente mala, de personas que buscan hacer daño a alguien que le da la mínima importancia a su existencia.
Oriane se había cansado de aguantar tanto comentario tonto, y sin motivo alguno. Se había cansado de tener que callarse por no dañar a Sam; pero llegados a este punto empezaba a darle un poco igual quien se hundiera, tenía que demostrar que con ella no se jugaba. Tenía que acabar con todo aquello.
Salió de casa, con sus tacones y su vestido corto, de eso que les gustan a Sam, para que nadie pudiese evitar quedarse mirando cuando ella pasase. Y se cruzaron, y es que Vigo era demasiado pequeño para que alguien pudiese competir con Ori.
-¿Dónde vais tan rápido, tenéis miedo?-
Sam y Yanira continuaron hacia delante sin ni siquiera mirarla, pero él sabía que no iba a ser tan fácil. Entonces, Oriane, con esa mirada roja, agarró el pelo de Yanira haciendo que esta frenara en seco por el tirón.
-Venga, dilo ahora. ¿No eras tan valiente?- No le contestó, se limitó a mirar a Sam- Mira, ¿has visto mis tacones?- dijo mientras soltaba su pelo, y le daba una patada en la cara.

(Continuará)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...