Aquellas risas que se quedarían siempre en la memoria de quien nunca las pudo escuchar decían mucho más de lo que ella evitaba escuchar y él pretendía decir. Esas son las risas que los hacían feliz a ambos, las únicas que podían conseguir que la mariposa de su piel paseara por el interior de cada uno haciéndoles creer que todo podía ser bonito...
Porque ahora era cuando ella sentía de verdad que él la abrazaba, y él no veía el dolor cuando ella lo besaba... Ahora encajaban. Ahora sí, así era la pieza que completaba aquel rompecabezas.
Porque ahora era cuando ella sentía de verdad que él la abrazaba, y él no veía el dolor cuando ella lo besaba... Ahora encajaban. Ahora sí, así era la pieza que completaba aquel rompecabezas.
Dale un final digno, y prometo escribirlo en mi piel.
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