jueves, 26 de septiembre de 2013

Misiva.

"¿Sabes? Me has pedido perdón por todo menos por lo que me ha dolido siempre, y aún hoy me sigue doliendo: que no me eches de menos. No lo hiciste cuando fuimos novios, ni amigos, tampoco cuando éramos amantes, ni siquiera ahora que no somos nada. Por no ser no somos ni desconocidos, aunque una parte de cada uno de nosotros lo desee. Deseamos que todo eso se borrara y ser sólo dos personas que un día coincidieron en casa de una amiga, pero somos tan egoístas y orgullosos que no vamos a permitir que el otro nos olvide.
Tal vez tú nunca te sinceres conmigo y así yo pueda de una vez entenderlo todo, pero me siento tan mal cuando no puedo alegrarme por ti, ni llorar porque me duelas, que necesito escribir una y otra vez que aunque yo ya no te busque para abrazarte mis latidos, a ratos, gritan tu nombre.
Un día nos veremos -espero-, porque es casi imposible que no volvamos a coincidir más -aunque basta que lo diga para no cruzarte en la calle-, y no sé si llegaremos a decir "hola", pero tengo por seguro que, pase lo que pase, yo querré que me abraces.
Un beso infinito,

                          Oriane."

No hay comentarios:

Publicar un comentario

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...