viernes, 29 de noviembre de 2013

Quién sabe qué.

Realmente Aleixo no lo merece, no merece ni una palabra de Oriane. Ni siquiera una mirada o poder oler su perfume.
Pero para ella era casi una costumbre, un rito anual. Debía caer y volver a escribirle, aunque cada año era un poco más fría y lejano...
             
            "No lo leerás, como siempre. Hace demasiado tiempo que me dedico a escribir a una persona que cada vez estoy menos segura de conocer. 
             No puedo negar mi deseo de mirarte y volver a ver lo que veía hace ya tantos años, que me mires y no me mires como me miran todos los demás. Me encantaría que me mirases como antes. Pero he perdido toda esperanza de que eso ocurra, sé que ya de mi has tenido todo lo que podías desear, en secreto. Como siempre, como todos."

Oriane cerró su cuaderno, dejó el bolígrafo encima y sintió que ese último punto era mucho más que un mero signo de puntuación. Había tomado una decisión, después de tres largos años reflexionando sobre ello, hoy, después de tanta miscelánea de emociones, con más determinación que nunca guardó aquella bolsita blanca en su bolso por si se llegaran a cruzar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...