miércoles, 8 de enero de 2014

Locura.

En aquella habitación donde todos se querían y los hombres sin amante buscan con miradas procelosas los lascivos ojos de las mujeres. Entre todos, una joven que los observa impasible, sin devolver la mirada a nadie, sin girar la cara a esas pupilas que necesitan el amor de otra persona. Ella se sentía una Dulcinea y aun no había encontrado a ningún loco que fuese a pelearse con molinos de viento por ella. Nadie iba a liberar a otros para que fueran hasta ella y decirles que están a su merced porque un hombre que ha perdido el juicio lo dice. Eso era todo lo que quería: un loco, pero que no retomara el juicio jamás y siempre la viese como la más bella dama. ¿Un  principe azul? No, nunca le había gustado como le quedaba ese color. ¿Un caballero de brillante armadura y apuesto? No, esos luego no saben salir de la armadura. Un loco, porque tal vez ella también era una mujer quijotezca.

1 comentario:

  1. Un loco que te hable en castellano antiguo y aguante 5 citas, sino no vale!

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De lobos y ovejas.

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