lunes, 8 de noviembre de 2010

Enredo.

Corría el otoño de sus veinte años cuando sin ni siquiera esperarlo Oriane se vio envuelta en una historia paralela a lo que tenía con Aleixo, es decir paralela a algo discontinuo. Esa historia paralela era Faicán, que de nuevo la deseaba(aunque tal vez debiera decir, todavía.).

Ella estaba sentada en el sofá de la habitación que había dispuesto para relajarse, leyendo "Cómo trizar el corazón de tu madre", cuando el desagradable ruido del portero la sacó de su mundo. A regañadientes se decidió a responder, ya era la cuarta vez que apretaban ese botón plateado que no dejaba a su perro dejar de ladrar a quien fuese que estuviese en la puerta.

-¿Quién es?-Dijo con voz ronca, mostrando su disgusto por tener que dejar lo que la hacía feliz.
-Adivínalo.- Claro que iba a adivinarlo, esa voz solo podía ser de una persona. Faicán.
-¿Qué haces aquí?¿Quieres pasar? Entra.-Ni siquiera ella entendía porqué se había puesto tan nerviosa. Pulsó el interruptor para que Faicán pudiese entrar en su casa, tal vez rara para quien entraba por primera vez.

Oriane volvió a la habitación de una pared de cristal que daba al campo y se sentó tapándose el frió con una suave manta, escuchó como los pasos tímidos de Faicán paseaban por la casa en busca de su sonrisa. Al fin encontró el tesoro que andaba buscando, y como si de un cristal o una porcelana se tratara acarició la cara de quien no veía desde 5 meses atrás.

-Estás preciosa- dijo después de mirarla durante los 30 segundos en los que su corazón se había acelerado con más rapidez que con cualquier otra persona.
-No creo que haya cambiado mucho en este tiempo sin verte, pero gracias de todos modos.-Oriane intentaba que no se notase cuando deseaba que dejase de hablar y la dejara morder su piercing,
-Bueno, antes llevabas el flequillo al lado y ahora lo llevas recto: es un cambio. La última vez que te vi me quedé con más ganas de las que suelo tener de ti.
-Al final el estado terminará por prohibirme-respondió dando un tonto golpecito en el hombro al hombre que tenía frente a ella y que cada vez la ponía más nerviosa.-¿Cómo sabías donde vivo?
-Me lo dijiste la noche que nos conocimos, la misma que me diste tu teléfono aunque no me llamaste nunca.
-Nunca fui muy de llamar a nadie, pero sabes que no han faltado ganas de verte.

Los dos sonrieron a la vez y dejaron de decir cosas que el otro ya sabía, para dejar que sus cuerpos se acercaran poco a poco.
Todo comenzó realmente cuando el mordió su cuello subiendo hasta el lóbulo de su oreja, algo a lo que sabía que Oriane no podía resistirse. Oriane dejo caer la manta a sus tobillos, pues ya no tenía frío; y se dispuso a llevar a Faicán hasta el sofá de la habitación mientras le quitaba la camiseta. Después de que Faicán estuviese cómodo Oriane se sentó encima y sus besos bajaban poco a poco por el torso de Faicán que se encogía con más frecuencia cuanto más se acercaba la depredadora boca al principio de su pantalón.
Mientras Oriane desabrochaba la cremallera de su visita, este empezaba a deslizar las tirantas del violáceo vestido de Oriane que caería al suelo al empujarlo suavemente por sus caderas cuando se tumbase sobre él: algo que no tardó en suceder.
Cuando quisieron darse cuenta estaban moviéndose al mismo compás, pero a distinta altura. Aunque había un equipo de música en la sala, la única banda sonora que tenía aquel momento eran gemidos de distintas voces.

4 comentarios:

  1. Siempre en busca de la sonrisa de una chica, lo más complicado y ala vez lo mas bonito...


    Que grandes personas esas que te acercan la felicidad ¿o no?

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  2. Pues sí, las personas que acercan a la felicidad a otras son grandes, pero hay personas de las que no se duda en la grandeza aunque no nos hagan felices...

    Por otra parte, no creo que hacer sonreir a una chica sea difícil, al menos no a Oriane. Ella sonríe con muy poco.

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  3. Y a ti Olga ¿es fácil hacerte reír?

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  4. ¿A mi?
    Pues no sé, Anónimo, supongo que depende de la persona que quiera conseguir que ría.

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De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...