lunes, 21 de junio de 2010

Aix.

Y yo, a pesar de que mi noche era estupenda y estaba contentisima dejando de lado mis estudios, no pude evitar dejar de hacer todo aquello al saber que me estaba mirando.

Me aperte de todos y me quedé quita, en medio del bar. Fue entonces cuando se acercó sin apartar un solo segundo la mirada y me di cuenta de que apartarme había sido la peor de mis ideas de la noche.

-¿Que te pasa?
-Lo odio, odio que me mires y tener que dejar de hacer lo que quiero.
-Yo nunca te he pedido que hagas algo que no quieres.
-Pero sé que no te gusta eso de mi, que no te gusta verme con otros, que te duele. Y yo...Yo no puedo hacerte daño.
-No me haces daño, y odio eso de ti. Porque tú eres frágil y puedo hacerte daño, dado el hecho de que soy un cabrón, pero siempre me perdonas.
-Yo odio muchas cosas...
-Yo odio que tengas fama...
-Bueno, seguro que los creadores de mi fama no saben nada de mi. Además cuando me muera todos direis que era muy buena, es típico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

De lobos y ovejas.

¿Cuántas noches había pasado sin poder dormir? Al menos las noches que no durmió fue por entregarse al placer, por hacer lo que le apetecía...