Después de la tormenta siempre llega la calma, por eso tras los gritos, las lágrimas y un buen rato en silencio la chica del vestido amarillo volvió a hablar, esta vez en un tono muy tranquilo en el que se podían notar manchas de tristeza.
-¿Por qué tiemblas?
-Porque intento controlarme.
-Cómo siempre...No lo hagas, no te controles...¿A qué le tienes miedo? Bah, no puede pasar nada malo, no si se trata de mi, yo...Yo lo entiendo todo, yo siempre estoy. Pase lo que pase, y pase el tiempo que pase sin saber del mundo yo sigo estando ahí, o eso dicen...Y lo hago porque no me controlo, porque soy así, porque no creo que tenga que ocultar nada...Porque yo creo que hay que luchar con el corazón y no con la mente.
-¿Por qué tiemblas?
-Porque intento controlarme.
-Cómo siempre...No lo hagas, no te controles...¿A qué le tienes miedo? Bah, no puede pasar nada malo, no si se trata de mi, yo...Yo lo entiendo todo, yo siempre estoy. Pase lo que pase, y pase el tiempo que pase sin saber del mundo yo sigo estando ahí, o eso dicen...Y lo hago porque no me controlo, porque soy así, porque no creo que tenga que ocultar nada...Porque yo creo que hay que luchar con el corazón y no con la mente.
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